“El hombre caza y combate. La mujer se ingenia, imagina: engendra sueños y dioses. Cierto día es vidente: tiene las alas infinitas del deseo y del ensueño. Para contar mejor el tiempo, observa el cielo. Pero la tierra no está por ello menos en su corazón. (…) La mujer traba con las flores un conocimiento personal. Es mujer y les pide que curen a los que ella ama. ¡Sencillo y conmovedor principio de las religiones y de las ciencias!!"

Michelet en La bruja (1862)

“Michelet. Michelet y más Michelet. Michelet hasta las lágrimas.”

Marguerite Duras. Escribir (1993)

DESCRIPCIÓN:

¿Un seminario de literatura sobre la figura y parte de la obra de un historiador? Sí. Porque es la escritura de Michelet la clave, esa que llevó a Roland Barthes, el gran crítico literario del siglo XX, a dedicarle tres libros que no consagró a ningún “escritor de literatura”, esa que hacía llorar a Marguerite Duras; esa de quien hoy nos propondremos abrazar: “La masa histórica no es para Michelet un puzzle por reconstruir, es un cuerpo por estrechar. El historiador no existe sino para re-conocer un calor.” (R. B.).

Cuando murió Jules Michelet en 1874, Sigmund Freud tenía 18 años. Se podría afirmar que compartieron, en cierto modo, la idiosincrasia del siglo XIX. Otra coincidencia entre el Historiador de Francia y el creador del Psicoanálisis es que ambos fueron notables escritores que trascendiendo sus disciplinas de conocimiento se nos imponen hoy como portadores del enigma de la elocuencia.

Pero en lo que concierne a su comprensión de las mujeres (o la comprensión de lo femenino), Michelet no fue hijo de su tiempo y su obra -más cercana en lo que concierne a este tema a nuestra sensibilidad actual que a la de su siglo-, lo cifró en libros como La mujer (1859), La bruja (1862), Mujeres de la Revolución (1854), Juana de Arco. Nada de esto, igualmente, opaca el itinerario de Freud que más allá de sus prejuicios supo aprender de las mujeres, declarar su ignorancia frente a su sexualidad (a la que llamó “continente negro” cuya topografía desconocía) e inmortalizar la pregunta “¿qué quiere una mujer?” cuya respuesta aún hoy es tarea.

PROGRAMA:

I) PRESENTACIÓN.

La originalidad y el encanto de Michelet. Escritura e historia. De la pregunta por lo femenino a lo femenino como tarea y memoria de las mujeres.

II) La mujer.

III) La Bruja.

IV) Herederos de Michelet en el siglo XX: Barthes, Duras, Capote.

BIBLIOGRAFÍA:

Fragmentos de sus obras La mujer (1859) y La bruja (1862).